miércoles, 12 de septiembre de 2007

El poder de la oración


LA ORACIÓN ES UN BÁLSAMO RESTAURADOR. ES LA FACULTAD QUE POSIBILITA AL SER HUMANO COMUNICARSE CON DIOS, Y NACE DE LA NECESIDAD QUE ESTA CRIATURA TIENE DE CONECTARSE CON SU CREADOR.


Una señora casada, con hijos, en un trabajo estable y con aparente salud, es alguien a quien muchos considerarían “realizada”. Gisela Ureña tenía todas estas condiciones en su vida. Un día se cuestionó a sí misma si era verdaderamente feliz. En ese momento sintió que alguien le preguntó: “¿Quieres ser en realidad feliz?”, cuando dio la respuesta afirmativa no imaginó todos los cambios que llegarían a su vida.
Un asalto de tres horas dentro de su propio hogar, el diagnóstico de un tumor maligno, una profunda crisis económica, fuertes conflictos con sus hijos y la disolución de su matrimonio de 22 años fueron las “desgracias” que luego le acaecieron, pero que, paradójicamente, la llevaron a la verdadera felicidad. Esto fue, según testimonia, gracias al poder la oración.
Como ella, en el mundo abundan personas que encontraron a través de la oración un remedio para el vacío existencial que sentían, un vacío que, según la psicóloga clínica Melba de Portes, es un hecho real analizado por la ciencia.
“El humano es un ser integral que se compone de cuerpo, mente y alma”, nos explica, “quien no trabaja la parte espiritual no alcanza el estado de sanidad deseado y para lograrlo todo el mundo necesita conectarse con un ser superior”.
Para el pastor Freddy Antonio Martínez, la oración es la facultad que posibilita al ser humano comunicarse con Dios, y nace de la necesidad que esta criatura tiene de conectarse con su creador.
Martínez, al igual que muchos pastores y guías espirituales, es testigo a diario de cómo la fuerza de la oración cambia a las personas. Lo mismo ocurre en el consultorio de la doctora de Portes, en donde pacientes llenos de dolor, frustraciones y traumas son sanados gracias a la combinación de los métodos de la ciencia y la comunicación con Dios.
En el grupo Arca de la Nueva Alianza, carismáticos de la Parroquia Claret, se escuchan testimonios similares. “Orar es lo que me da fortaleza”, “Cuando no oro me siento vacía”, “La oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios”, opinan Miledys Valenzuela, Zaira Piña e Iris Manzano, respectivamente.
Ya sea en una larga oración de 40 días, como la que narran los Evangelios que realizó Jesús antes de su ministerio, o en la plegaria que alguien hace para poner en manos de Dios su camino ante de encender el vehículo, el clamor a un ser divino es algo espontáneo que se convierte en fuente de fortaleza para los creyentes.
En opinión del pastor Martínez, la más profunda oración es la alabanza que se hace en compañía; en esto concuerda Rafael Rosario, del grupo Arca de la Nueva Alianza, quien sostiene que en conjunto se pierde el temor social y los presentes alcanzan una unión tal, que muchas veces, la alabanza que alguien externa en voz alta es la que otra persona estaba pensando justo en ese momento.
Hay quienes opinan que actuar correctamente es de por sí una oración, hay otros para quienes la comunicación explícita y directa es fundamental para enfrentar el día a día.